11/5/09

0 ABR 09 | Los expertos alertan
Confusión por los cambios en los mensajes nutricionales

La dieta mediterránea se ha convertido en una panacea a pesar de que las evidencias sobre sus potenciales beneficios son escasas.



Fundación de Ciencias de la Salud

De acuerdo con lo apuntado por la Dra. Susana Monereo, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital de Getafe (Madrid), en el marco de la jornada “De la obesidad a la anorexia: controversias en la alimentación actual”, organizada por la Fundación de Ciencias de la Salud, el Instituto Tomás Pascual Sanz y la Residencia de Estudiantes, “el alimento en sí mismo ha dejado de ser un elemento natural para convertirse en algo muy sofisticado que puede utilizarse de muchas maneras. Y la utilización de los alimentos de manera errónea, por sobre información o falta de ella, acaba pasando factura a nuestra salud de muy diversas formas”.

Es más, en palabras de la Dra. Monereo, “los alimentos se están utilizando casi como fármacos –sobre todo los denominados funcionales–, por lo que no estaría de más que se demostraran todas aquellas propiedades curativas que se les atribuyen”. Y es que, como indicó el Prof. Gregorio Varela, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU San Pablo, y presidente de la Fundación Española de Nutrición, “a pesar del avance en el conocimiento, no existe otra ciencia –en alusión a la nutrición– que esté más rodeada de creencias, mitos y magia”.

El resultado, a la par que el problema, es que “la constante modificación del mensaje nutricional en los últimos tiempos ha generado, en muchas ocasiones, confusión en el consumidor”, explicó el profesor Varela. Así, por ejemplo, “la dieta mediterránea ha pasado de ser una gran desconocida a convertirse en una panacea, a pesar de que son escasos los estudios con evidencia científica de sus potenciales efectos beneficiosos”. El aceite de oliva, el pescado y el vino son algunos alimentos cuyas virtudes se han visto globalizadas.

Por su parte, la Dra. Clotilde Vázquez, jefa de la Sección de Nutrición Clínica del Hospital Ramón y Cajal, de Madrid, señaló que “bajo los trastornos alimentarios que van de la obesidad a la anorexia subyace una relación anómala con la comida. Todos tienen una base genética importante, aunque la insatisfacción con la propia imagen nace fundamentalmente de la enorme presión social, que afecta especialmente a las mujeres”.


A la obesidad desde las dietas

Como consecuencia de todo esto, la gente joven está haciendo dietas demasiado drásticas. “Una exagerada restricción calórica predispone al organismo para un posterior efecto rebote, con lo que se suele ganar más peso del que se perdió y mayor cantidad de grasa”, apunta la Dra. Vázquez. “Es preocupante que, cada vez más, se llegue a la obesidad desde el deseo de adelgazar. El equilibrio está en la normalización de la imagen como algo muy diverso, no sujeto a cánones externos, y en el saneamiento de la relación con la comida”.

En relación con la fiabilidad de la información y comunicación sobre alimentos, José Ignacio Arranz, director general del Foro Interalimentario, una asociación sin ánimo de lucro formada por 14 empresas punteras, y ex director ejecutivo de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, ha señalado la necesidad de informar y formar a la sociedad basándose en comunicación no comercial, veracidad, excelencia y soporte científico. “La comunicación genérica formativa y no comercial no sólo debe ser realizada por las administraciones y el mundo académico, sino que también han de implicarse los agentes económicos de la cadena alimentaria. Es evidente que empresas o asociaciones que así procedan serán menos cuestionadas cuanto mejor sea su perfil y mayor su trayectoria de excelencia”.

Por último, el Prof. Diego Gracia, catedrático de Historia de la Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y presidente de la Fundación de Ciencias de la Salud, indicó en relación con el aspecto ético de la dietética que “hay muchísimas instancias interesadas en que nos alimentemos según criterios que les vienen bien, y no en base a lo que uno debería decidir de manera autónoma”.

Así, como concluyó el Prof. Gracia, “cuando la oferta de productos es tan grande, es necesario fomentar la información verídica y la responsabilidad en la elección: sólo personalidades maduras conseguirán tomar decisiones correctas ante tan amplio abanico de posibilidades”.


6/3/09

OBESIDAD

11:53 | jueves, 05 de marzo de 2009 Noticias | Ciudad y Región
La discriminaron por obesa y no pudo asociarse a una prepaga
Pese a la ley que ordena que las obras sociales deberán reconocer la obesidad como enfermedad, hay muchas empresas de la salud que incumplen la norma. Inés pesa más de 100 kilos y fue rechazada a la hora de adherirse a una cobertura. "Sacaron una tablita para calcular peso y altura y me dijeron que no", relató
El centímetro, un elemento para determinar si alguien tiene o no cobertura médica.
El centímetro, un elemento para determinar si alguien tiene o no cobertura médica.

Pese al proyecto de ley sancionado por la Cámara de Senadores que ordena que la medicina prepaga y las obras sociales deberán reconocer a la obesidad como enfermedad, hay muchas empresas de la salud que esquivan cumplir esta norma. Inés, una mujer que pesa un poco más de 100 kilos, inició los trámites para obtener una medicina pre paga y la rechazaron a causa de su peso en la entrevista de admisión.

Si bien Inés tenía desde hacía años una prepaga, contó en declaraciones al programa Diez puntos, de Radio 2, que tras una serie de incrementos tuvo que abandonarla y buscar una cuyo costo se ajustara a sus posibilidades. Es así que comenzó un largo peregrinaje por distintas empresas hasta encontrar una que en la ecuación costo beneficio parecía convenirle. Pero al final no fue así. La mujer y su familia tuvieron que afrontar una situación más que degradante por padecer obesidad.

"Primero llamé por teléfono a la empresa y me dijeron que enviarían una asesora a mi casa para completar los formularios y requisitos", relató Inés y añadió: "La persona vino, nos observó a mi marido y a mí, y nos preguntó el peso. Rápidamente sacó una tablita para comparar peso y altura y dijo que no".

Ahí mismo, la mujer que padece obesidad y su peso al igual que el de su esposo excede los 100 kilos intuyó que había un problema. La tabla, aparentemente para medir la masa muscular de la mujer y su esposo, dio un número mayor al que la prepaga acepta. "Dijo que no podían ingresar personas con más de 100 kilos, que esto pasaba en esa empresa y en muchas otras", relató la mujer que en ese mismo momento perdió la esperanza de atenderse a través de la compañía junto con su esposo y sus dos hijos. "Incluso mi hijo que mide 1,90 y pesa 80 kilos pero no es obeso también quedó afuera", añadió.

Por último, señaló: "Me quedó claro después de la entrevista que como las empresas están obligadas a cubrir la operación de by pass gástrico, muchos pacientes se adhieren para conseguir la intervención y las compañías se atajan ante esa demanda".

Hecha la ley, hecha la trampa

Aunque la ley para cubrir esas patologías ya fue implementada, no hay un ente que regule el cumplimiento de las empresas médicas y las obras sociales en esa dirección.

El de Inés es tan sólo un caso testigo de una realidad que deben afrontar todas las personas que padecen obesidad a la hora de obtener una cobertura médica. Aunque la Ley de Obesidad y Trastornos Alimentarios –bulimia y anorexia– fue aprobada por unanimidad en agosto de 2008 por la Cámara de Senadores todavía hay un largo camino por recorrer. Es que las empresas aún no conciben la idea de aceptar entre sus filas de adherentes a personas que no son suficientemente jóvenes, completamente sanas ni se90-60-90, que no

Como consecuencia de la norma, las obras sociales y empresas de medicina privada deberán incluir en el Programa Médico Obligatorio (PMO) la obesidad, la bulimia y la anorexia para poder brindar los tratamientos necesarios para abordarlas.

Sin embargo, desde el comienzo las empresas cuestionaron los alcances de esta normativa y en muchos casos asumieron que trasladarán los costos a las cuotas de los afiliados. Claro, que en casos como el de Inés, directamente discriminan a aquellos que padecen alguno de esos trastornos.

En contacto con Radio 2, la asesora en salud de la Oficina Municipal de Defensa del Consumidor, Gabriela Sad, señaló que lamentablemente esa actitud es una especie de "apercibimiento cada vez que se incorpora una enfermedad nueva como cobertura de la pre paga o dentro del programa médico obligatorio medic obligatorio".

"Es una mala consecuencia aunque normal del modus operandi de las empresas de este tipo", apuntó y reconoció que el problema estructural responder a la falta de regulación de este tipo de compañías. "Aunque hay proyectos en este sentido y el último hasta obtuvo la media sanción, hasta el momento no hay control sobre la cobertura de enfermedades que pueden considerarse pre existentes. Incluso muchas empresas a determinada edad tampoco aceptan afiliados", reconoció.

Fundamentos de la norma

El proyecto contempla la cobertura de tratamientos necesarios para combatir estas enfermedades y atenderlas en forma integral. Así prevé las prácticas quirúrgicas, farmacológicas, clínicas y nutricionales.

Dentro de los fundamentos del proyecto se incluye la responsabilidad del Estado para realizar campañas de información, tareas de prevención y control sobre los trastornos alimentarios.

Otra incorporación -realizada por la cámara de Diputados- consiste en que ciertos alimentos tendrán que llevar en sus envases la leyenda “el consumo excesivo es perjudicial para la salud”, tal como lo tienen en la actualidad las etiquetas de las bebidas alcohólicas y los paquetes de cigarrillos.

http://www.rosario3.com/noticias/noticias.aspx?idNot=46470

ALUBA

Se crea la primera delegación en la provincia

Aluba se instalará en Santa Fe para tratar la bulimia y anorexia

La entidad lleva 23 años trabajando con pacientes con trastornos alimentarios. Cuando terminen de refaccionar el inmueble, los profesionales comenzarán a atender en nuestra ciudad.

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Un cartel de la campaña publicitaria de la firma de moda Nolita, que muestra a una mujer anoréxica, había desatado polémica en Italia.

Foto: Archivo El Litoral

Mariela Goy

mgoy@ellitoral.com

Parece impensado que una adolescente llegue a pesar poco más de 40 kilos porque no ingiere alimentos. O que se encierre en su habitación por horas con la luz apagada, sin tener contacto con nadie. O que haya que acompañarla al baño, para controlar que no se provoque el vómito cuando se ducha. O que deba abandonar la escuela por el deterioro de su salud.

Cientos de casos como estos llegan a la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), entidad que próximamente abrirá sus puertas en nuestra ciudad. Será la primera delegación creada en la provincia de Santa Fe para el tratamiento de los trastornos alimentarios en un país donde uno de cada 25 jóvenes padece este tipo de enfermedad.

Por el momento se está refaccionando la sede que funcionará en un local alquilado, sito en la esquina de 4 de Enero e Irigoyen Freyre, frente a la escuela de Comercio. Apenas se culminen los trabajos de reparación general del inmueble -probablemente para marzo-, un equipo de profesionales comenzará a atender en la ciudad.

Hasta ahora, las jóvenes que padecen bulimia y anorexia deben viajar a Paraná donde funciona la delegación más cercana de la entidad. De 90 pacientes que se atienden allí, el 40% proviene de Santa Fe. “La iniciativa de traer Aluba acá surgió de un grupo de padres santafesinos que tiene sus hijos en tratamiento en Paraná. Pidieron la autorización a la comisión directiva y se la concedieron porque aún no hay ninguna delegación en la provincia”, señaló Rodolfo Montero, delegado de Aluba Entre Ríos, y padre de una ex paciente, que está asesorando en la organización de la sede local.

Aluba es una organización no gubernamental fundada en el país en el año 1985 por iniciativa de la médica psiquiatra Mabel Bello, quien ideó un modelo terapéutico para el tratamiento y prevención de las patologías de los trastornos alimentarios. La delegación de Santa Fe se sumará a las otras 12 diseminadas por el país y el exterior, dado que se hay centros en Montevideo y Barcelona.

La entidad se financia con el aporte de los padres de las pacientes: en algunos casos las obras sociales se hacen cargo y en otros, no. “Hoy tenemos un 40% de becadas porque lo importante es que nadie se quede sin tratamiento”, sostuvo Montero, quien añadió que el arreglo del inmueble de 4 de Enero e Irigoyen Freyre se está haciendo a pulmón, con mucho esfuerzo.

Este padre paranaense sostiene, quizá por experiencia, que lo más importante es el compromiso de la familia. Tanto la bulimia como la anorexia son trastornos que requieren 4 ó 5 años de recuperación del enfermo y unos nervios de acero de los familiares cercanos.

Todas las edades, ambos sexos

La licenciada en Psicología, Alicia Bello, hermana de la fundadora de Aluba y coordinadora de las delegaciones, dio a El Litoral algunas estadísticas. De los 3.000 pacientes que atienden en en país, el 10% son hombres. Cuando Aluba empezó hace 23 años, la población que sufría estos trastornos tenía entre 12 y 18 años. Hoy están tratando a chicos de 3 años o más y a mayores de 40.

¿Qué es la bulimia y la anorexia? Son trastornos alimentarios que están tipificados en la psiquiatría. “El síntoma es con la comida pero la enfermedad es psiquiátrica”, explica Bello.

Se llama anorexia al rechazo irracional hacia la comida que trae aparejada una tendencia a la desnutrición. La bulimia tiene como característica principal la ingestión de grandes cantidades de alimentos durante un corto período de tiempo (atracones) y con un temor intenso a engordar. Ambas enfermedades comparten síntomas y son “multicausales”, dice Bello.

Según sostiene, “tienen que ver con lo genético, con lo cultural y familiar, con una estructura aditiva del enfermo y la presión social, porque hoy ser gordo o viejo es mala palabra. Eso confunde mucho a los jóvenes que están buscando su identidad y a los padres que quieren que sus hijos encajen con el modelo impuesto”. Normalmente hay un hecho disparador del trastorno que puede ser circunstancial, como haber comenzado una dieta.

Ahora también están ingresando a Aluba casos de “vigorexia”, es decir, personas que se ven flacas y se convierten en adictas al gimnasio y a los anabólicos y terminan con un desequilibrio emocional.

Se recuperan

Actualmente estas enfermedades tienen tratamientos, pero si no son tomadas a tiempo pueden llevar a la muerte. El método de Aluba se basa en la asistencia interdisciplinaria: psicológica, psiquiátrica, clínica, con grupos de apoyo y trabajo con las familias y el entorno del paciente.

“Son procesos de recuperación largos porque hay muchas posibilidades de recaída. Si el paciente está en crisis entra en una meseta, después avanza mucho pero puede recaer, igual que un adicto. El paciente tiene miedo a vivir, al fracaso, a su sexualidad, hay que brindar mucha contención”, agrega Bello.

Aluba también pone el acento en la prevención, por eso brinda charlas, reparte volantes informativos y recibe a pasantes de los posgrados en patología alimentaria.

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ADEMÁS

Síntomas

El anoréxico tiene terror a engordar: se somete a dietas severas, cuenta las calorías de todo, come trozos pequeños, usa laxantes o diuréticos para purgar el cuerpo, tiene rituales con la comida. Vive pálido, con frío, pierde mucho peso, se siente débil y sufre mareos. Realiza hiperactividad para bajar de peso, se aísla socialmente, el carácter se vuelve irritable, existe depresión en el 40 ó 45% de los casos, tiene conductas obsesivas, autoexigencia, rechazo a la sexualidad.

Las conductas del bulímico, en cambio, pasan por los atracones, su forma de comer compulsiva y a escondidas. Se provoca vómitos, abusa de laxantes y diuréticos. Esto le causa fatiga, bruscos cambios de peso, marcas en las manos y hasta pérdida de dientes por el ácido gástrico. Se vuelve irritable, se siente culpable, oscila entre la autoexigencia y el abandono, entre la euforia y la depresión.

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LA FIGURA

Un calvario para la familia

Elsa Díaz es abuela de una adolescente anoréxica en recuperación. Forma parte del grupo de padres que está organizando la delegación local de Aluba. Su testimonio sirve de referencia para que las personas que tengan un familiar enfermo puedan buscar ayuda en la entidad.

“Todos entramos a Aluba terriblemente mal y desorientados, sin saber qué hacer, y allí encontramos una guía. La enfermedad de mi nieta, que vive conmigo, saltó cuando la llevé a una guardia porque tenía los ganglios inflamados y yo le dije a la médica que me preocupaba porque estaba bajando de peso y casi no comía. La doctora dejó los ganglios a un lado, la pesó, la midió, le hizo preguntas y me dijo “esta chica es anoréxica’. Por entonces, ella tenía 15 años y pesaba 43 kilos. Yo antes había escuchado sobre la enfermedad, pero uno siempre piensa que le va a tocar a otro.

A ella le diagnosticaron “anorexia nerviosa’, no comía, se dejaba estar, podía pasar todo el día en su cuarto con la luz apagada y no salía ni hablaba con nadie. Se fue introvirtiendo. Tuvo que dejar la escuela porque su salud es prioridad.

“Aprendió a engañarme en lo que se refiere a la comida, hay que controlarla en todo momento en las ingestas, y hasta cuando va al baño, porque si tira la cadena o abre la ducha puede vomitar sin ser escuchada.

“Hay una fase del tratamiento de Aluba en la que tiene que ir todos los días, de 8 a 17 horas: come allí, la atienden médicos, psicólogos y psiquiatras, se forman grupos de autoyuda. La familia también tiene que aprender a contener al paciente.

“Todo empieza con una anormalidad en la alimentación, pero la raíz es psicológica. Gracias a Dios la enfermedad se cura, pero mientras tanto la familia debe apoyar mucho. Se cambian los hábitos: no más televisor a la hora de la comida, no llevar bandejas a la mesa, sino servir la porción en el plato, comer 6 veces al día. Al principio es difícil; ella daba vueltas toda la mañana para tomar un vaso de leche. Después de un año de tratamiento, está mejor”.

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5/3/09

Un análisis señala la publicidad de alimentos como causa de muchos desequilibrios dietéticos de los niños

Un estudio realizado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) concluye que los niños ven a diario alrededor de 100 anuncios, de los cuales el 48% son productos de alimentación, responsables en gran medida de los desequilibrios dietéticos de los niños.

  • Fecha de publicación: 28 de enero de 2005

En líneas generales, la alimentación es el sector estrella de la publicidad en general, según el estudio, que constata que el 25% de los anuncios son de este tipo. Esto supone más de 42 horas de emisión durante la semana. La OCU advierte del daño que los productos anunciados pueden ocasionar en la dieta de los niños. Ileana Izverniceanu, portavoz de la organización, asegura que "la mayoría de productos que proponen la publicidad emitida durante la programación infantil son ricos en grasa, azúcar o sal".

Izverniceanu afirma además que "la publicidad queda copada por el 'grupo de los 5': dulces, fast food, cereales azucarados, aperitivos salados y refrescos. Esta propuesta alimentaria es claramente contraria a las necesidades nutricionales de nuestros menores". En España, más del 26% de la población infantil presenta problemas relacionados con el peso y estas cifras se han duplicado en apenas una década.

El estudio de la OCU destaca sobre todo la cantidad de anuncios de un tipo de alimentación desequilibrada y poco sana. La organización ha remitido los resultados del estudio a las autoridades sanitarias, a las competentes en materia audiovisual y ha solicitado la adopción de medidas. Además, se ha dirigido a la industria alimentaria y a los anunciantes.

http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/2005/01/28/16426.php
Los ideales de belleza, en debate

Por OMAR GIMENEZ

Mientras la ley de talles aprobada en la Provincia exige a los comercios tener en stock todas las medidas de los modelos a la venta generando adhesiones y resistencias, aparecen en el mundo iniciativas destinadas a revisar el estereotipo femenino basado en la extrema delgadez e instalado a través de las super modelos. Detrás de las propuestas, que apuntan a rescatar la belleza natural de la mujer por sobre los cánones "inalcanzables" impuestos por el mercado, subyace la urgencia por frenar la creciente incidencia de los trastornos alimentarios, que afectan, sólo en la Argentina, a una de cada diez adolescentes y a edades cada vez más tempranas.

Por estos días, el ideal de belleza femenino basado en la delgadez extrema e instalado desde hace tiempo a través de las super-modelos aparece más cuestionado que nunca. Mientras una ley provincial recientemente sancionada exige que los comercios de ropa femenina ofrezcan una amplia gama de talles contemplando no sólo a las más delgadas -como sucede en la actualidad- sino también a las rellenitas, acostumbradas a irse de muchos negocios con las manos vacías, crecen las iniciativas que en el mundo tienden a reivindicar otro modelo de belleza, más natural y más próximo a lo que denominan la "mujer real", esa que pesa más que las modelos de moda y que muestra sus arrugas o sus canas.

Detrás de iniciativas de este tipo late una urgencia: la de reducir la incidencia hoy creciente de trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimia, que ataca a edades cada vez más tempranas y que se vincula con el imperativo que pesa fundamentalmente sobre las adolescentes de ajustar sus medidas a las de un ideal estético que no se condice con el promedio: se estima que cada 8 mujeres que en el mundo responden a los cánones de belleza vigentes son 3.000 las que tienen otras características físicas.

Con todo ni unas ni otras iniciativas tiene el camino despejado. La ley de talles bonaerense ya tropieza con la crítica de comerciantes y fabricantes que prometen acudir a la justicia para evitar sanciones y la acusan de ser inconstitucional y alterar la libertad de comercio ya que "se está obligando a las empresas a fabricar una prenda que no podrá vender". Y van más allá. Dirigentes de las cámaras que nuclean a los fabricantes relativizan la relación del predominio de los talles chicos en los negocios con el crecimiento de los trastornos alimentarios.

Nutricionistas, psiquiatras, consumidores y ONG's orientadas a la lucha contra esos trastornos piensan distinto. Creen que la falta de talles grandes en el mercado y las denominaciones inciertas actúan como una presión que lleva a muchas adolescentes a exagerar las dietas y medidas para verse más flacas. Desde ese mismo sector se ve con los mejores ojos las iniciativas que buscan instalar un nuevo modelo de belleza en el mundo. Pero advierten que poner el foco sólo en el aspecto cultural es insuficiente. Y que se necesita, a la vez, apuntar a las cuestiones psicológicas, biológicas y sociales que se encuentran detrás de cada caso de bulimia y anorexia.

LA POLEMICA POR LA LEY DE TALLES

La escena tiene lugar en una casa de venta de ropa para chicas, en pleno centro platense. Una de las vendedoras, Valeria, reconoce que es un problema de todos los días el de las adolescentes que se van con las manos vacías porque no encuentan ropa para su talle. Le pasa a las rellenitas, dice Valeria. Pero también a las altas y a algunas demasiado bajitas. Y no es un problema de su comercio, aclara: "Pasa en todo el centro". Al lado de ella, Gisella, otra vendedora, interviene y discrepa: "cuando tuvimos talles grandes nadie los compraba y hubo que liquidarlos", dice. Las dos creen que la ley de talles aprobada recientemente en la Provincia y que exige que los comercios de ropa para adolescentes tengan en stock todas las medidas de los modelos que están a la venta va a poner a los comerciantes en un apuro, después de que los fabricantes anunciaran esta semana- que recurrirán a la Justicia porque consideran que la norma es inconstitucional y que atenta contra la libertad de comercio. También dicen que les resulta imposible cumplir con sus requisitos en los plazos establecidos, porque la ropa para la temporada primavera-verano ya fue fabricada antes de la sanción de la norma.

La Ley de talles es el resultado de una antigua lucha de las asociaciones de consumidores y de entidades de lucha contra los trastornos alimentarios, que no dudan de la existencia de una relación directa entre la falta de talles grandes de ropa para adolescentes y el incremento de los casos de bulimia y anorexia en la Argentina. No encontrar la ropa adecuada para su talle actúa en las chicas como un imperativo para alcanzar la figura modelo a toda costa. Eso, en conjunción con determinados factores de riesgo psicológicos, biológicos y sociales, representa un camino seguro hacia un trastorno alimentario, según afirman, por caso, en ALUBA (Asociación de Lucha contra la Bulimia y Anorexia), una de las entidades impulsoras del proyecto original, que pertenece a la ex diputada María del Cármen Banzas.

Frente al reclamo empresario, en tanto, la Provincia aseguró que no habró prórrogas, porque la ley fue consensuada con el sector. La norma estableció el 21 de junio pasado un plazo de 180 días para que fabricantes distribuidores y minoristas pongan las nuevas medidas en la cadena de comercializacin y establece nuevas reglas para la marcación de la indumentaria, obligando a eliminar las denominaciones "S", "M", "L" y "X" y a identificar las prendas con números del 38 al 48.

CAMBIAR EL IDEAL DE BELLEZA: EL DEBATE DE FONDO

En la misma sintonía, son muchas las iniciativas que, como la norma bonaerense, aparecen en el mundo para jaquear el legado de Twiggy, aquella modelo que en los años '60 impuso a la extrema delgadez como ideal de belleza femenina. Así, en Europa y Estados Unidos irrumpen con fuerza campañas publicitarias orientadas a generar un debate social y una reflexión interna entre las mujeres acerca de lo que es bello. Detrás de estas propuestas subyace la intención de recuperar una idea de "belleza natural", más cerca del común de las mujeres que de las super-modelos. O como los mismos mentores de las campañas eligen decir: a favor de una idea más amplia, sana y democrática de la belleza.

"La idea es ampliar el concepto de belleza y reconocer que esta no está sólo en los cánones establecidos y en una perfección que casi siempre es artificial, está llena de retoques y resulta inalcanzable para el común de las mujeres। Cada mujer tiene belleza en sí misma de una forma u otra y simplemente tiene que permitirse verla y descubrirla", indica, desde su página de Internet, una de estas campañas, impulsada por una popular marca de jabones y cremas faciales।

Recuperar la belleza natural de mujeres con canas, rollitos y arrugas es la intención declarada de la propuesta protagonizada, entre otras, por una bisabuela de 96 años, una mujer rellenita y otra llena de pecas, que saltaron a los carteles callejeros y a los avisos de la revistas marcando una diferencia.

Esa aparición generó un aplastante respaldo y no sólo porque la marca incrementó sus ventas y obtuvo resultados positivos, sino porque crecen las expresiones espontáneas de mujeres que saludan la iniciativa de ver en las publicidades a otras como ellas mismas o como sus amigas.

Hasta el último viernes, en la página de Internet de la campaña una significativa mayoría de votantes mostraba su apoyo en una encuesta organizada por la firma: 368.662 mujeres consideraban "perfecta" a la iniciativa contra otros 160.209, que la calificaban como "deficiente". Al mismo tiempo, 3.416 mujeres ya habían sumado su foto a una galería destinada a definir una nueva belleza y otras 17.566 habían firmado un libro de apoyo y hecho una donación para una fundación que busca apuntalar la autoestima de las mujeres que no se sienten lindas. Un grupo que sería más nutrido de lo que se cree, según los artífices de la campaña, que se basa en una investigación orientada a establecer un estereotipo actual acorde a la verdadera perecepción que las mujeres tienen de la belleza femenina. Y que descubrió que la mayoría no está satisfecha con su atractivo físico.

Algunos datos obtenidos en la Argentina (y que son coincidentes con los de otros rincones de la Tierra) alumbran conclusiones sorprendentes: sólo el 3% de las mujeres se siente linda, el 8% cree que es atractiva y apenas el 1% cree que es sexy.

La encuesta también arroja datos reveladores sobre la percepción de la relación belleza-éxito. Así, el 62% respondió que las más bellas son las que tienen mejores oportunidades en la vida y el 60% consideró que las físicamente atractivas son más valoradas por el sexo opuesto. En ese contexto, el 82% admitió que se sometería a una cirugía plástica y el 73% dijo percibir que la sociedad esperaque la mujer realce su atractivo físico.

La iniciativa de la marca de jabones no está sola. También en Estados Unidos crece paralelamente el número de campañas y anuncios en los que se destaca la belleza de las curvas femeninas en cuerpos comunes y corrientes.

Es un dato que parece coherente en un país donde la estética de las supermodelos choca con otra realidadad: un 63% de la población excedida de peso. Y donde esa paradoja redunda en millones gastados en cirugías estéticas, dietas, gimnasios y en la proliferación de trastornos alimenticios. A la versión norteamericana de la campaña de la compañía de jabones se sumaron posteriormente anuncios con la misma orientación de otras firmas basadas en la exhibición y reivindicación de la belleza de modelos rellenitas.

El antecedente más lejano de la tendencia lo establecía la cadena de tiendas Body Shop, con una campaña llamada "Ama a Tu Cuerpo" en donde una muñeca llamada Ruby (aludiendo a la abundancia de las modelos de Rubens) esclarecía a la población diciendo que por cada ocho mujeres que lucen como supermodelos hay 3.000 millones que se ven distintas a ese ideal de belleza.

EL RESPALDO DEL MUNDO ACADEMICO

Pero el respaldo no se limita a las mujeres que dejan su adhesión en la red, sino que se extiende al mundo académico y científico, donde se entiende que el estereotipo de belleza que impone la imagen de las modelos ultradelgadas ayuda a que se incremente la incidencia mundial de trastornos alimentarios como la bulimia y la anorexia.

Es que al decir de los especialistas, las imágenes de mujeres muy delgadas que bombardean constantemente las pantallas y las revistas estimulan una búsqueda de una imposible perfección en las mujeres comunes, sobre todo en las adolescentes.

Desde ese punto de vista, los especialistas destacan el valor de estas iniciativas para reducir un flagelo que en nuestro país alcanza proporciones alarmantes en todas las clases sociales y a edades cada vez más bajas.

Se estima que, después de Japón, la Argentina registra el porcentaje mas alto de mujeres con trastornos alimentarios. Y según las cifras que maneja Mabel Bello, psiquiatra y presidente de Aluba, uno de cada 10 jóvenes manifiesta hoy en la Argentina algún tipo de trastorno alimentario.

Para el nutricionista Norberto Russo, que es además presidente de Apadavis, una entidad de prevención de los trastornos alimentarios, se trata de dolencias con una incidencia creciente. El especialista dice que en los últimos años el número de consultas relacionadas con bulimia, anorexia y otros trastornos alimentarios se incrementó en nuestra región en el orden del 30%.

Y llama la atención sobre otro dato alarmante. La reducción de la edad a la que se registran los casos. Hoy llegan a los consultorios chicos de entre 7 y 9 años -una mayoría de mujeres, pero también algunos varones- que ya manifiestan serios trastornos de la alimentación.

Para Russo como para otros nutricionistas, psicólogos y psiquiatras enrolados en la lucha contra estos trastornos, cambiar los modelos de belleza a través de nuevos conceptos publicitarios y de una ley de talles es un buen comienzo, pero no alcanza. Estos especialistas destacan que en los trastornos alimentarios concurren factores psicológicos, biológicos y sociales que habría que combatir paralelamente para reducir la incidencia alarmante de estas enfermedades.

Destacan que en los últimos años los cambios en los hábitos familiares han determinado que los chicos coman solos y sin contención desde edades muy tempranas, un factor que puede ser explosivo en menores con factores de riesgo psicológico que los hacen proclives a los trastornos alimentarios.

Y al referirse a esos factores destacan que la misma realidad social que vive el país hace que los padres incrementen en sus hijos la sensación de inseguridad, que es uno de los disparadores que se encuentra en la base de estas afecciones.

Pero no es todo. También subrayan que en los últimos años se otorgó más importancia a los factores biológicos presentes en la base de estas dolencias, tales como ciertas deficiencias en los neurotransmisores que hoy se consideran insoslayables a la hora de encarar tratamientos que comprometen a profesionales de cada vez más disciplinas.

Estos especialistas entienden que, en este marco, la influencia cultural aparece como un tercer factor detrás de los componentes psicológicos y biológicos del problema. Y asumen que hacer foco solamente en él sería una medida complementaria e insuficiente para reducir un flagelo cada vez más difícil de controlar en los consultorios, donde recuperar a una adolescente bulímica o anoréxica puede demandar entre 4 y 5 años de arduo trabajo no siempre coronado por el éxito.

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Somos lo que comemos

piramide_alimentaria_saludable.jpgTodo lo que ingerimos y más cuando se trata de alimentos que no son adecuados o presentan algunas deficiencias en cuanto al aporte nutritivo, se manifiesta con el paso de los años en nuestro organismo, al igual que sucede con las dietas hipocalóricas o las que muchas personas realizan sin prescripción médica.

Durante los años 60 se elaboraron una gran cantidad de pirámides alimentarias sin ningún rigor científico y en las cuales indicaban como aconsejables algunos alimentos como las carnes, los huevos o la leche como primordiales, que necesarios lo son, pero esto ocasionó el aumento de los problemas circulatorios, problemas cardiacos, diabetes, etc.

Todavía rondan algunas publicaciones con este tipo de pirámides y lo más asombroso, que a pesar de las informaciones publicadas en diversos medios, actualmente hay quien las sigue pensando que son las más beneficiosas para el organismo.

Vigorexia



Aunque la vigorexia no es precisamente un trastorno de la alimentación, si guarda con estos mucha relación pues sus causas subyacen en los problemas de índole socio-cultural, los afectados presentan falta de aceptación y dismorfia corporal, además de un narcisismo patente parecido al de las personas anoréxicas; mientras las anoréxicas se ven gordas y luchan por rebajar y además lucen su flacura con orgullo; las persona vigoréxicas se sienten escualidas y quieren aumentar cada día más su masa muscular y también lucen con orgullo su apariencia exageradamente musculosa.

El psiquiatra estadounidense Harrison G. Pope del Hospital Mac Lean de la Facultad de Medicina de Harvard en Belmonte (Massachusetts) y sus colegas de las Universidades de Providence y de Keele denominaron como vigorexia a un trastorno mental relacionado con la adicción a la musculación que descubrieron mientras investigaban el uso y abuso de los esteroides anabólicos en los fisicoculturistas.

Pope, quien comenzó a estudiar el trastorno a principios de la década de 1990, publicó diez años después el primer estudio comparado y controlado sobre Vigorexia en la Gaceta de Psiquiatría de Estados Unidos. La investigación descubrió que entre los más de nueve millones de estadounidenses que acuden regularmente a gimnasios, cerca de un millón podrían estar afectados por este desorden.


Las personas que padecen vigorexia tienen tal obsesión por verse musculosas que se miran constantemente en el espejo y nunca se ven satisfechos. Como se ven muy delgados para su gusto emplean todos los medios disponibles para aumentar su masa muscular. Se aíslan en el gimnasio durante horas para levantar pesas y aunque estén lesionados siguen tratando de sacar más músculos; siguen dietas bajas en grasas y ricas en hidratos de carbono y proteínas para aumentar la masa muscular -sin tener en cuenta el desbalance- y abusan de sustancias como hormonas y esteroides anabólicos. Estas últimas producen el aumento de la masa muscular, pero también anomalías hepáticas que con el tiempo pueden degenerar en cáncer de hígado.



La enfermedad deriva entonces en un cuadro obsesivo compulsivo que hace que las personas afectadas se sientan fracasadas, abandonen sus actividades y se encierren en gimnasios día y noche. El ejercicio comienza a tener prioridad por sobre cualquier actividad social, e incluso laboral. Son capaces de rechazar buenos trabajos para no sacrificar sus horas de gimnasio, además evitarán situaciones en que tengan que mostrar su cuerpo ya que consideran no es lo suficientemente bueno como para enseñarlo. Para evitar la angustia de mostrarlo, visten desde el cuello a los pies con ropa muy amplia.




Pope y su equipo de investigadores consideran al respecto que: " la vigorexia está relacionada con el desorden obsesivo compulsivo. Y que, probablemente, existe cierta predisposición biológica que hace que ciertos hombres sean más obsesivos que otros. En el trastorno obsesivo compulsivo clásico, la gente lava sus manos trescientas veces al día, por ejemplo. Esto es lo mismo, sólo que en vez de existir una obsesión por la limpieza y una compulsión por lavarse las manos, hay una preocupación por los músculos y una compulsión por levantar pesas y comer proteínas".

Pero aunque biológicamente pueden existir explicaciones a este trastorno -por desequilibrios en los niveles de serotonina y otros neurotransmisores cerebrales- no cabe duda de que los factores socio-culturales y educativos tienen una gran influencia. Los hombres, al igual que las mujeres, son sometidos a un constante bombardeo mediático del ideal actual del cuerpo perfecto, además se les enseña que un aspecto físico vigoroso es sinónimo de confianza personal, éxito o incluso salud.


Los tratamientos de las personas afectadas por vigorexia, por lo tanto, tienen que ser multidisciplinares y combinar la farmacología con terapias cognitivo-conductuales. Desafortunadamente muchos enfermos se niegan a recibir tratamiento, aunque admiten que temen dejar las pesas, los anabolizantes y esteroides, ante la perspectiva de acabar atrofiándose físicamente.

La vigorexia no es estrictamente un trastorno alimentario, pero sí comparte la patología de la preocupación obsesiva por la figura y una distorsión del esquema corporal. Por eso cuando el doctor Pope escribió por primera vez sobre este trastorno lo llamó "anorexia reversa", porque era como la anorexia nerviosa, pero al revés: mientras en la anorexia hay una búsqueda enfermiza por la delgadez, en la vigorexia la hay por el volumen. Así los pacientes aquejados de vigorexia comparten con los dismórficos y anoréxicos los mismos pensamientos obsesivos y siguen unos rituales reiterativos ante el espejo que les devuelve su imagen distorsionada.

http://www.alfinal.com/nutricion/vigorexia.shtml

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Cuidado con la 'alcoholexia'

Martini Navegando por la Web, me tomé con este interesante artículo en el New York Times que habla de un nuevo -y alarmante- fenómeno que afecta a cada vez más mujeres: la "drunkorexia" (o alcoholexia), que no es más que una palabra inventada entre el prefijo "Drunk" (alcoholizado, borracho) con el conocido mal de la anorexia.

Aunque el término no es una definición médica oficial, es indicativo de un fenómeno que combina la adicción al alcohol con problemas más graves alimenticios. Aquellos que se conocen como "alcoholéxicos" son típicamente jóvenes -en su mayoría mujeres- que se matan de hambre todo el día para no consumir calorías y compensar las que sí consumen en la forma de alcohol.

Los anoréxicos, dice el artículo, tienden a evitar el alcohol, simplemente porque restringen su consumo de calorías diarias. Pero hay otros que usan el alcohol como su única fuente de calorías. Un médico que cita el artículo dice que cada vez son más las mujeres a quienes les da pavor meterse una uva en la boca, pero que no tienen ningún problema en tomarse un martini.

El artículo cita el caso de varias mujeres que sufren de este mal y las fatales consecuencias que ha tenido en sus carreras y familias. Esta condición, como cualquier otra adicción o mal alimenticio, debe ser tratada por un especialista.

--Laura Martínez


Véronique
Sonia Sarfati
Traducción de Valeria Castelló-Joubert.
Buenos Aires, Editorial Cántaro, 2001. Colección Aldea literaria. (Desde los 15 años)
"Gabrielle y Véronique son casi como hermanas. Tienen quince años y se conocen profundamente. Sin embargo algo comienza a cambiar entre ellas. Mientras Gabrielle se enamora por primera vez, Véronique se vuelve posesiva y envidiosa. Está obsesionada con ser cada vez más delgada. Y quiere lograrlo a cualquier precio.
"Pero Gabrielle no está dispuesta a ver cómo su mejor amiga pierde el apetito por la vida. Es hora de que, juntas, prueben que son de 'la raza de los sobrevivientes'."
La editorial preparó, aparte del libro, "un dossier con propuestas de trabajo para los docentes, con actividades de reflexión, debate y producción acerca del valor de la imagen corporal a lo largo de la historia y en la actualidad. También incluye una guía sobre el rol docente ante situaciones de trastornos de la alimentación, como bulimia y anorexia."
(Textos extraídos de la contratapa y del catálogo editorial)

COMER: TODO UN ARTE

Resulta claro que para el mantenimiento del equilibrio y la salud de cualquier ser vivo es imprescindible alimentarse. Ahora bien, en el hombre los actos de comer y beber no sólo representan una conducta biológica destinada a la supervivencia, sino que son actos que tienen en conjunto un gran significado social y cultural.

Precisamente por la fuerte carga simbólica de la conducta de comer, ésta puede servir de vehículo de expresión de algunas enfermedades. Esta conducta anómala se encuentra con frecuencia en trastornos de la alimentación que no dependen de una perturbación directa de los mecanismos neurofisiológicos del hambre y la sed, sino que son recursos expresivos mediante los cuales el individuo manifiesta sus disconformidades con el ambiente y sus problemas afectivos.

El acto de comer es un fenómeno de comunicación social, con todas las implicaciones que esto comporta. Por ejemplo, una persona que por motivos de salud debe seguir una dieta muy estricta, puede llegar a sentirse parcialmente excluida del grupo del que forma parte, lo cual puede repercutir desfavorablemente sobre su salud, aún en el caso de que la dieta prescrita fuese correcta en términos estrictamente médicos.

Pueden existir, y esta posibilidad nunca debe ser olvidada, abundantes causas orgánicas como afecciones digestivas, infecciosas, metabólicas y neurológicas, que pueden producir problemas en relación con la cantidad de comida que se ingiere.

En otros casos, el trastorno alimentario es un síntoma, aislado o no, de un trastorno de la personalidad del individuo o de alguna función de su vida psíquica. Estos trastornos en la alimentación, fáciles de entender si se considera la importancia de las comidas dentro de la vida de relación de la persona, puede ser expresión de diversos sentimientos, inadaptación, conflictos, oposiciones, ansiedad...

Por ejemplo, puede considerarse que en los estados de depresión hay tendencia a la anorexia, mientras que en los estados de ansiedad, pueden producirse el mismo síntoma o, por el contrario, presentarse conductas impulsivas y abusivas respecto a la comida, como un intento de olvidar la sensación de ansiedad.

La persona en armonía, adaptada a las tensiones de su ambiente, presenta unas reacciones normales a las sensaciones de hambre y sed, sin caer en trastornos por exceso o defecto.

SILVIA BAUTISTA

Publicado en MadridSureste, enero de 1.999

4/3/09

Peso Ideal

El Indice de masa corporal es un método bastante fiable para estimar el peso corporal. La fórmula es
IMC = Peso / talla al cuadrado
(Peso en kg y talla en cm)
Cuando se proporciona al organismo más calorías de las que se consume, almacena el exceso de energía en forma de grasa.
La combinación del ejercicio físico y una dieta adecuada es la mejor opción para perder peso. Las actividades en lo posible deben ser cíclicas (Ej correr, nadar, bicicleta, patín etc.)

El porcentaje de esfuerzo de la actividad física debe estar entre un 60- 70 % de la frecuencia cárdiaca y el ejercicio debe ser de 40 a 60'

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fondista

Veamos un ejemplo, si una persona ingiere unas 3000 kcal diarias y mediante una dieta reduce 1000 kcal, además hace ejercicio gastando unas 400 kcal por día, se está ahorrando 1400 kcal por día!!!!. Un kilo de grasa pura, equivalen a 7000 kcal. con lo cual con este ejemplo en 5 días se bajaría un kilo de grasa pura (1400*5 = 7000).

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